En muchas ocasiones oímos o leemos noticias sobre enfermedades que nos resultan extrañas o infrecuentes en nuestro entorno. Esto sucede porque se creen erradicadas o por no ser comunes en nuestros países. Por desgracia, hay movimientos que promueven que la gente no se vacune, poniendo en peligro a sus niños. Pero hoy no venimos a hablar de estos movimientos, aunque en cierto modo algo tiene que ver, vamos a hablar de la Hepatitis A y el manipulador de alimentos.
La hepatitis A puede no ser tan común en los España como lo es en los países del tercer mundo, pero -como podemos ver- tiene un hábito bastante desagradable: aparecer cuando menos se espera. En 2009 en España había 5,26 casos por cada 100000 habitantes, según datos agregados, una cifra que se estima que está muy por debajo del número de casos no declarados.
La Hepatitis es una inflamación del hígado. En la mayoría de los casos, es causada por una infección viral, el tipo más común en los Estados Unidos es la hepatitis A. Se transmite principalmente a través de alimentos o bebidas contaminadas con materia fecal. Recuerdo que cuando estudiaba le llamaban contaminación orofecal. ¿Os suena raro? Pues, según los datos, no lo es tanto.
Son susceptibles de contraer la Hepatitis A, y por tanto de ser vacunadas, las personas en las siguientes situaciones:
- Personas que viven con alguien que tiene hepatitis A.
- Recientemente han tenido contacto sexual con alguien que tiene hepatitis A.
- Han compartido recientemente drogas ilegales, ya sea inyectadas o no, con alguien que tiene hepatitis A.
- Han tenido contacto personal cercano durante un tiempo con alguien que tiene hepatitis A.
- Han comido en un restaurante donde los alimentos o los manipuladores de estos estaban infectados o contaminados con hepatitis A.
La infección con hepatitis A no causa cirrosis del hígado o se convierte en hepatitis crónica, que puede conducir al cáncer de hígado. El Virus de la Hepatitis A suele desaparecer por sí solo, sin complicaciones graves. La hepatitis A, sin embargo, puede conducir a insuficiencia hepática aguda y muerte en individuos vulnerables (como aquellos con sistemas inmunológicos comprometidos). Como veis, no estamos hablando de tonterías.
La mayoría de las personas que tienen una infección por hepatitis A pueden padecer la mayoría, si no todos, de los siguientes síntomas: dolor abdominal, diarrea, pérdida de apetito, náuseas y fiebre. Alrededor del 70 por ciento de las personas infectadas desarrollarán ictericia unos días después de presentar los síntomas iniciales. La ictericia provoca que la piel y los blancos de los ojos se vuelvan amarillos. Sin embargo, es poco probable que los niños infectados, si son menores de siete años, presenten síntomas.
Los métodos principales para prevenir la infección por hepatitis A son el manejo higiénico de los alimentos y la vacunación. La vacuna contra la hepatitis es eficaz para minimizar el riesgo cuando se administra dentro de las dos semanas del último caso de exposición. La mejor manera de prevenir la infección después de un supuesto caso de contaminación es recibir la vacuna de manera proactiva.
El lavado cuidadoso y diligente de las manos previene la propagación de la hepatitis A y es especialmente importante después de usar el baño y antes de manipular alimentos y bebidas. Esto significa emplear jabón y agua corriente durante un mínimo de 20 segundos y tener cuidado de incluir el dorso de las manos, las muñecas, entre los dedos y debajo de las uñas.
Los bares, restaurantes y otros establecimientos de alimentos, al cumplir la ley, empleando sólo a manipuladores de alimentos con su carnet de manipulador de alimentos y capacitación en inocuidad de los alimentos, pueden ayudar mucho a prevenir brotes de enfermedades transmitidas por alimentos, como es la Hepatitis A.
Nuestro consejos, por extraño o alarmista que parezca, es que no dejes que la hepatitis A te sorprenda. Para ello tenemos tres claves, cada una dirigida a uno de los tres grupos implicados:
– Como empresario hostelero, dueño de una empresa alimentaria, de un bar o de un pub recuerda que la imagen de tu marca comienza por la seguridad alimentaria, y no descuides la formación de tu equipo, un descuido puede convertir tu negocio en tu pesadilla, además de poder hacer mucho daño a tus clientes.
– A los consumidores: sed conscientes de vuestros alrededores cuando salga a comer.
-Por último, si trabajas en la industria alimentaria o sirviendo alimentos, es decir, si eres un manipulador de alimentos asegúrate de que estás recibiendo la formación profesional que necesitas para mantener a la población segura.